martes, septiembre 04, 2007
Amas de Casa Desesperadas en Revista Diners


Éste es el reparto de ensueño de la máxima producción de la televisión colombiana: Ana María Orozco y Sofía Vergara, de Colombia; Lorena Meritano y Geraldine Zivic, de Argentina; Marisol Romero, de Ecuador, y Ruddy Rodríguez, de Venezuela. Son las Amas de casa desesperadas.



Quién lo creyera!: en la nación abanderada de la revolución femenina y la igualdad de los sexos y donde es posible que Hillary Clinton gane las próximas elecciones presidenciales, ascendieron al grado de heroínas nacionales a las amas de casa. En las noches de agosto a octubre de cada año desde 2004, 42 millones de personas en Estados Unidos se hunden en el sofá para ver Desperate housewives, la serie de televisión sobre seis amas de casa que luchan por evitar la ruina de la cena cuando los niños juegan en la cocina, y sin afanan en la madrugada al pensar que el esposo escapó a la cama de la vecina.

La versión para Colombia de esa serie se estrena en este septiembre con el nombre de Amas de casa desesperadas y la protagoniza el dream team de las actrices de televisión: las colombianas Ana María Orozco y Sofía Vergara, la ecuatoriana Marisol Romero, las argentinas Geraldine Zivic y Lorena Meritano y la venezolana Ruddy Rodríguez. Con su enfoque de latina y mujer “desesperada”, Ruddy cuenta para la revista Diners la historia de esta súper producción.
Dice que esa historia y el papel que ella interpreta como Eugenia de Koppel pertenecen a moldes diferentes. Describe a Eugenia como una psico-rígida a la que no se le mueven las pestañas; una viuda que enterró el corazón al lado del esposo y que por alguna culpa, un absurdo paranormal, aún no le perdona que partiera dejándola sola con dos hijos adolescentes.

A Ruddy le iban a dar el papel de la buena y torpe Susana Martínez (lo interpreta Ana María Orozco). “Esa soy yo pero por fuera del set. Sería repetir a la inocente Ruddy Rodríguez”. Prefirió la viuda de pocos diálogos e incómodamente perfecta, insoportablemente ordenada y detestablemente feliz.

A los cuarenta años, Ruddy ha conocido a varias Eugenias. Mujeres llenas de frases inconclusas y conversaciones a medias, de perdones no pedidos, de seres que por lo general saludan con las cejas. “En el fondo se trata de las hijas del machismo que huyen de la felicidad”, pero a las que responsabiliza en gran parte por poner a los hombres en un pedestal al que la autoestima les impide subir. En el físico tampoco se asemeja la actriz a su personaje. La viuda es una Blanca Nieves de cabello rojo y ojos claros. Sus ademanes parecen los gestos de un cisne y su sonrisa consiste en una tenue línea que amenaza con desaparecer de improviso. La belleza de Ruddy pertenece en cambio a la estirpe de las amazonas de deliciosos gestos y una sonrisa capaz de superar el más lujoso juego de pendientes.


Las otras desesperadas

Para la grabación de la serie Amas de casa desesperadas construyeron una manzana completa en las afueras de Buenos Aires. La calle se llama Manzanares y además de dividir amores, amistades y envidias, separa las inmensas casas de barbies habitadas por las seis amas de casa. Son 45.000 metros cuadrados de obras rodeadas de jardines y árboles y bancas de madera para sentarse y de paso seguir los movimientos de las vecinas. La calle parece Beverly Hills.

Un gran escenario para seis mujeres que alcanzaron la edad en que han ganado y perdido varias cruzadas y cuando la felicidad reside en ir a comer paletas con lo hijos y en una relación de mutuo entendimiento con el esposo. Este nirvana lo quiebra el suicidio de Alicia Oviedo (Sofía Vergara), que deja incógnitas que rodean al esposo y el hijo. Alicia se convierte desde el más allá en el hilo conductor que narra la ahora vertiginosa historia de sus amigas y hace las veces de voz reflexiva entre el televidente y ellas. Sólo aparece en el primer capítulo.




Sus frases abren y cierran veintidós de los veintitrés capítulos y se convierten en una voz de la conciencia, un murmullo que penetra en sus ex amigas como un alfiler cuando se equivocan y que les aplaude las acciones que ensanchan el alma. “Sin saberlo, Sofía se venía preparando para ese papel. ¡Cónchale!, es que las costeñas decimos las cosas de frente así nos duelan, y en eso consisten las palabras de Alicia”, que aunque no habla con ellas directamente, sí lo logra en sus sueños y se manifiesta en leves milagros.

Alicia siente una debilidad de hermano mayor por Susana Martínez (Ana María Orozco), insegura y bondadosa hasta hacerse daño. “No tenía ni idea de esta serie hasta cuando alquilamos con mi marido todas las temporadas, y enloquecí”, dijo la actriz bogotana de treinta y tres años que interpreta a la divorciada Susana Martínez, madre de una hija adolescente que casi la alcanza en edad, y enamorada de un misterioso hombre al que conquista tras una espinosa lucha con Verónica Villa (Lorena Meritano).

“El regreso de Ana María Orozco a la televisión significa el retorno de la súper-estrella”, explica Ruddy y asegura que el nuevo personaje se opone al de Betty: “En Susana la sensualidad oscila entre la inocencia y el erotismo”. En apariencia Susana sólo desea un respiro tras el divorcio, asumir como adulta la pérdida del hombre del que creyó que era para siempre, cambiar de vecindario y en la otra casa convertirse en la mejor amiga de su hija.

Ruddy la comprende porque considera al divorcio un fracaso mental que en sus primeras etapas tergiversa los sueños. Una década de feliz matrimonio terminó hace cuatro años, pero expresa que en los primeros días de la soledad le magulló la confianza el recuerdo de la unión de sus padres, próximos a cumplir medio siglo de vivir juntos.




Ruddy se enamoró hace año y medio del rejoneador paisa Juan Rafael Restrepo. De él dice con pincelazos de pasión que primero le admiró esa fuerza interior para asumir la vida, como si se tratara del más salvaje de los toros. La enamoraron la sensibilidad y “una ternura que muy pocos hombres se permiten”. Y presiente que será una relación de largo aliento porque prevalece la lealtad, según ella el valor más difícil de construir en parejas que con cierta frecuencia se distancian. “Nuestros oficios exigen agendas en diferentes ciudades”.

Geraldine Zivic en Amas de casa desesperadas hace las veces de Lina Yepes de Aguilar, ejecutiva con la suerte de contar con un hombre que acepta con dignidad los triunfos de su compañera. Madre de cuatro hijos, achacada por largas horas de insomnio y con pequeños lapsos para la intimidad con el esposo, devenga un mayor salario que él pero lo trata con desprecio. Impulsiva y envidiosa, en las postrimerías de la serie le impide ser ascendido en el trabajo. Él renuncia y en casa se convierte en el quinto hijo de Lina Yepes de Aguilar.


Famosas amas de casa

Criticada duramente por grupos religiosos y conservadores de los Estados Unidos por considerar a los personajes carentes de moralidad y principios, las censuras no convencieron a la primera dama de la nación, doña Laura Bush, quien aceptó que organiza su agenda de tal manera que deja libre la hora de la noche en que transmiten Desperate housewives.

Tres años pasando por televisión una serie cargada de drama, humor negro, misterio, sátira, farsa, asesinatos y asuntos policiales la posicionaron como la de mayor rating en todo el mundo, incluida Cuba. En 2005 obtuvo quince candidaturas a los Emmy Awards; en 2005 y 2006 en la categoría de Mejor Comedia ganó un Premio Globo. La versión para Colombia y Ecuador, donde la lanzaron el 21 de mayo, forma un paquete creado a la medida cultural de cada país. Ya grabaron uno para Argentina y seguirá el formato para Brasil bajo el título de Donas de casas desesperadas.

A las audiencias para elegir el reparto colombiano asistieron actrices de todos los calibres, de todas las ciudades y de todas las edades. Por fuera quedaron mujeres como Margarita Rosa de Francisco y Angie Cepeda. En el set argentino las elegidas impusieron un ambiente de camaradería, “un milagro cuando reúnen a tantas estrellas ante una misma cámara”, asegura Ruddy. El secreto lo guarda el libreto, que a las seis actrices les da el tratamiento de protagonistas con sólidas historias que por sí solas podrían iniciar otra novela.




La curvilínea Marisol Romero se trueca en Gabriela Solís, joven ex modelo de pasarela y de origen ecuatoriano que llega a Manzanares con un marido de mágicos negocios. “La bomba erótica de los veintitrés capítulos se llama Marisol. Su actuación es mejor que la de Eva Longoria en la versión original”, dice Ruddy y explica que de Gabriela la asombra la capacidad de imponerse a la pobreza y a una violación en la infancia. De Marisol admira la forma como educa a su hijo y como superó la muerte de la mamá. Tenía diecisiete años. “Los cuatro meses que duró la grabación fueron suficientes para volvernos grandes amigas”.

Y falta la serpiente del Edén. Verónica Villa (Lorena Meritano), brutalmente sexy y provocadora, vendedora de bienes raíces, en su voraz afán de herir a Susana intenta quedarse con su nuevo amor. Pero pierde en la primera temporada. La venganza la descubre en el ex esposo de su vecina. “Palabras más, palabras menos, Verónica es una ‘mierda’”, dice Ruddy.

Verónica es un peligro latente, capaz de un chisme o una mentira. “En veinte años de carrera artística, por primera vez me asusta la maldad de un personaje. Me alivia el hecho de que por fuera de cámaras, menos del uno por ciento de las personas es tan miserable. Precisamente un periodista de los que forman ese minúsculo porcentaje me inventó el chisme con el presidente Hugo Chávez. Pasé por la indignación, la rabia, la tristeza, el llanto, la burla, la alegría, el perdón y el olvido”. Como un incendio forestal, la mentira comenzó con la argucia de un periodista venezolano que canjeó por un culebrón de telenovela una audiencia entre la actriz y el Presidente para sembrar semillas de conciliación en Venezuela. En una rueda de prensa a la que asistieron 38 periodistas a excepción de él, corresponsales de prensa de otros países y cámaras de cinco canales de televisión, “les dije que si era cierto que me casaba el 22 de julio del año pasado, dónde estaban las invitaciones o la lista de bodas”. El presidente Chávez también rectificó la calumnia.

La primera temporada de Amas de casa desesperadas para Colombia culmina con la revelación del móvil del suicidio de Alicia. Bajo la piscina de su casa en Manzanares aparece un cajón de juguetes que guarda el esqueleto de una mujer. Era la drogadicta madre de un pequeño que Alicia tomó. Huye con su marido y el niño para otro barrio, pero una tarde en el nuevo hogar aparece la verdadera madre en la puerta de la casa. Alienada por los nervios y la rabia, Alicia la asesina, la descuartiza y mete los fragmentos en el cajón de juguetes del niño para enterrarlo en la piscina que la familia construía en el patio trasero. El cajón brota del fondo de la piscina cuando rompen el piso por daños técnicos.

* En la nota hay algunos errores, pero no se corrijen por respeto a la fuente.
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